La audiencia pública en Puerto Nariño, Amazonas, realizada el 7 de noviembre de 2024, abordó los impactos de la grave sequía en el río Amazonas y sus consecuencias para las comunidades y ecosistemas locales. Este evento, convocado por la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Representantes y liderado por la Congresista Yenica Sugein Acosta, permitió reunir a autoridades, expertos, organizaciones de conservación y representantes de la sociedad civil, entre otros, para analizar la crisis ambiental que afecta a la región y discutir posibles medidas de mitigación.
La reducción de los niveles de agua también amenaza la biodiversidad del Amazonas, se estima que el Sitio Ramsar Complejo de humedales Lagos de Tarapoto, clave para la preservación de la biodiversidad, están en grave riesgo debido al bajo nivel de agua afectando a los delfines y otras especies.
En la audiencia se destacó la necesidad urgente de políticas de adaptación climática, manejo sostenible de recursos y proyectos de conservación para enfrentar esta crisis. Entre las recomendaciones se mencionó el fortalecimiento de vigilancia de la pesca, además de la colaboración entre entidades nacionales e internacionales para implementar acciones que alivien los efectos de la sequía en la Amazonía.
El que fuera considerado como el río más caudaloso del mundo, ese que serpenteaba por la selva como una gigante anaconda, está muriendo de sed, y a su paso las comunidades y los ecosistemas que dependen él también sufren las consecuencias.
El profesor Santiago Duque, director del Laboratorio de Manejo y Gestión de Humedales de la UNAL Sede Amazonia, quien lleva más de 30 años investigando la “salud” ambiental de los ecosistemas acuáticos más valiosos del país, entre ellos el del Amazonas, afirma que “durante el último año este ha venido afrontando una condición atípica hidroclimáticamente; por ejemplo, desde el año pasado se viene presentando escasez de lluvias, lo que ha afectado a varios ríos y quebradas que son sus afluentes –o sea que desembocan en el río–, pues al haber menos líquido su caudal también se reduce”.
“A este aspecto se suma la acelerada sedimentación de los brazos del río hacia el lado colombiano, lo que ha generado consecuencias devastadoras para la biodiversidad y las comunidades que dependen de él”.
El Amazonas nace a 6.000 msnm y recorre 3.000 km hasta su desembocadura en el océano Atlántico; cuando pasa por Leticia lo hace a solo 98 msnm, es decir que tiene muy poca pendiente; esta dinámica es todavía más lenta en los brazos del río, que fluyen más lentamente haciendo que todo el material que trae el río se sedimente, no se mueva, no se transporte, y por el contrario, forme barras e islas y hace que a su paso por Colombia el agua fluya menos.
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