A pesar de sus esfuerzos, la larga estancia en París de 1778 fue un gran fracaso en muchos sentidos para Mozart. Su música no obtuvo la aceptación que él había esperado.  Tampoco hubo un ofrecimiento de trabajo estable o un encargo importante, y el dinero escaseaba.  Mozart no era del todo feliz en París. En las cartas a su padre se nota un desprecio profundo hacia la música francesa y sobre todo hacia el gusto francés, y una constante añoranza por Italia.  Escribe así el 1 de mayo de 1778: (…) respecto a la música, me encuentro entre bestias y animales. Te ruego queridísimo padre que hagas todo lo posible para que pueda volver pronto a Italia. Incluso, Wolfgang llegó a rechazar el puesto de organista en Versalles que le habían ofrecido. A comienzos del verano ocurrió una auténtica tragedia: el 3 de julio, después de una breve enfermedad, murió su madre Anna María Pertl, aquella mujer que se contentó con estar siempre en un segundo plano, sirviendo a su marido y a sus hijos. Wolfgang no se portó bien con ella en aquellos meses en París; la dejaba sola horas y días enteros en una habitación fría e incómoda de la calle du Sentier mientras él atendía sus compromisos sociales. Cuando su padre se enteró de su comportamiento, le reconvino muy severamente. A esta desgracia, Wolfgang reaccionó con valentía. No se atrevió a comunicarle directamente a su padre la trágica noticia.  Le dijo que su madre estaba enferma y le escribió a un amigo común para que le comunicara a Leopold la terrible verdad.  Anna María Pertl está enterrada en la Iglesia de San Eustaquio de París.  Tenía 57 años.

MÚSICA PARA HOY:
Capricho (o pequeña fantasía) para piano en Do mayor, KV 395
Esbozos de ballet, KV 299c
Rondó para orquesta, KV 299d ‘La Chasse’
Doce variaciones para piano en Mi bemol mayor, KV 354 sobre la romanza ‘Je suis Lindare’ (Yo soy Lindare) del ‘Barbero de Sevilla’ de Antoine Laurent Baudron.