Como todos los músicos de su época, Morales desde muy temprano entendió que el acordeón no era una herramienta de trabajo sino de placer, de diversión. Útil para poner pereque a los amigos y enamorar muchachas, andar de boca en boca entre las gentes humildes y amainar la nostalgia de los estudiantes de provincia del Liceo Celedón en Santa Marta. Lorenzo fue un músico popular, no solo en el sentido de contar con una amplia y merecida fama en toda la región, sino porque el pueblo lo vio y trató como algo muy suyo, de sus entrañas, de su patrimonio como grupo social. Tomado de: Elvallenato.com