La Consagración de la Primavera tiene su origen, según cuenta Stravinski, en una fugaz visión onírica: (…) soñé con una escena de ritos paganos en la que una virgen elegida para el sacrificio baila hasta morir. La visión incluía un círculo de ancianos y también la identificación del objeto de esa danza: la celebración de la primavera, aunque no incluía ningún tipo de idea musical. Por una serie de circunstancias, y aunque la obra había sido terminada en 1912, no pudo ser estrenada hasta 1913. Stravinski realizó su trabajo en estrecho contacto con Nicolái Roerick, quien diseñó los decorados y figurines, y cuya formación etnológica – folclore, mitología y pautas primitivas – era muy adecuada para trazar el argumento y la música. Serguéi Diáguilev, el empresario de los Ballets Rusos, comprendió desde el principio – cuando Stravinski le interpretó al piano pasajes de la obra – que se encontraba ante algo especial, justo lo que le convenía a los Ballets Rusos después de una serie de éxitos.
Se escuchará:
• La Consagración de la Primavera. Orquesta Sinfónica Columbia. Ígor Stravinski, dirección. 31’32".
• Suite del Ballet ‘Petrushka’. Orquesta Sinfónica Columbia, Ígor Stravinski, dirección. 24’08".
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