La fiesta de la Visitación de María, era una de las tres dedicadas a María que la liturgia luterana celebraba con solemnidad hasta el punto de hacerlo con cantatas para los oficios litúrgicos. En la ceremonia se leía el pasaje evangélico en el que se narra la escena del encuentro de María y su prima Isabel, y en la cual Lucas pone en boca de aquella su cantico: el Magnificat. Esta pieza literaria formó parte desde muy antiguo del oficio divino (la oración oficial litúrgica que no formaba parte de la misa), encuadrada dentro de la hora de vísperas (la oración de la tarde), manteniendo la misma posición en la liturgia luterana dentro del llamado Abendgebet (oración de la tarde) o simplemente Vespern.

Hoy escucharemos la cantata Meine Seel erhebt den Herren (Mi alma ensalza al Señor), BWV 10 para la fiesta de la Visitación de María; la cantata Wer nur den lieben Gott lässt walten (Quien deja gobernar al buen Dios), BWV 93para el quinto domingo después de Trinidad; y la cantata Was willst du nich betrüben (Por qué te entristeces), BWV 107 para el séptimo domingo después de Trinidad.