un fenómeno de culto y no de masas, ha vuelto a su estado natural. El sonido que despiden las pistas grabadas desde las cintas electromagnéticas han convertido al planeta en seguidores anónimos que son héroes desconocidos quienes deambulan por bares y disco tiendas , llevando de aquí a allá en un desfile de sonidos citadinos, las esperanzas de la humanidad. Algo tienen en su cuerpo que los motiva a permanecer vivos, una rabia quizás interna denominada bilis, pero esta bilis del rockabilly poco tiene que ver con su estética es más bien una liberación a la hora del baile.
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